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Andy Gavin, cofundador de Naughty Dog, compartió recientemente sus ideas sobre por qué el estudio se vendió a Sony en 2001. En una publicación de LinkedIn, Gavin reveló que la decisión se debió a los crecientes costos del desarrollo de videojuegos, una tendencia que comenzó a afectar a la industria ya en la década de 1990.

Cuando Naughty Dog comenzó en la década de 1980, los costos de desarrollo de juegos eran relativamente bajos: aproximadamente $50,000 por proyecto. Cuando desarrollaron Crash Bandicoot en 1996, los costos se dispararon a $1.6 millones, y en 2001, Jak and Daxter requirió más de $15 millones. La secuela, Jak 3, costó entre $45 millones y $50 millones. Autofinanciar estos presupuestos crecientes se volvió cada vez más estresante, lo que generó temores de que un paso en falso pudiera arruinar financieramente al estudio.

Gavin explicó que la venta a Sony proporcionó la estabilidad financiera que Naughty Dog necesitaba para seguir creando juegos ambiciosos sin la presión inminente de la financiación independiente. Describió la asociación como la "decisión correcta", haciendo hincapié en cómo los presupuestos de los juegos AAA solo se han vuelto más astronómicos, llegando ahora a menudo a los 300-500 millones de dólares. La venta a Sony permitió a Naughty Dog prosperar y perseguir su visión creativa en condiciones estables.

Gavin dejó Naughty Dog en 2004, antes de que se desarrollaran las aclamadas franquicias Uncharted y The Last of Us del estudio. Hoy, Neil Druckmann supervisa el estudio, guiando sus proyectos futuros, incluidos Intergalactic: The Heretic Prophet y posibles expansiones del universo The Last of Us. Las reflexiones de Gavin destacan un desafío sistémico en la industria de los juegos, donde el aumento de los costos de desarrollo continúa impulsando la consolidación.

Etiquetas: Bitel Gaming Naughty Dog