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La reciente eliminación de Perú en el Sudamericano Sub-20 es un síntoma más de una crisis estructural que arrastra la Federación Peruana de Fútbol. Mientras otras selecciones de la región presentan proyectos sólidos en divisiones menores, Perú sigue improvisando, sin una política clara de desarrollo juvenil. La falta de inversión en el fútbol formativo ha dejado a la selección sin una base competitiva, lo que se traduce en resultados adversos y una ausencia prolongada en torneos de alto nivel.

Para cambiar esta realidad, es fundamental que la FPF y los clubes trabajen de manera mancomunada, estableciendo lineamientos claros para el desarrollo de jóvenes talentos. Una competencia interna firme, con torneos juveniles exigentes y continuidad en los procesos formativos, permitiría a los futbolistas llegar mejor preparados al profesionalismo y, por ende, a la selección. Sin infraestructura adecuada ni entrenadores capacitados, la brecha con el resto de Sudamérica seguirá creciendo.

El éxito de cualquier selección empieza en sus bases, y Perú no puede seguir postergando esta necesidad. Invertir en el fútbol formativo no es un lujo, sino una obligación para garantizar un futuro competitivo. Si la FPF no asume este reto con seriedad y planificación a largo plazo, los fracasos en torneos juveniles seguirán siendo una constante, y el fútbol peruano continuará rezagado en la élite sudamericana.

Por Federico Colman.

PH: Getty.

Etiquetas: Bitel Gaming Selección Peruana